
No sé si es que la sociedad es cada vez más exigente, fina o directamente es tan líquida que se evapora a la mínima que hay cierto acto de efervescencia. Al final esto trata sobre la opinión en Internet y lo cierto es que observo cada vez más ciertos comportamientos, por ejemplo, en Twitter, en los que las personas que escriben una determinada opinión, salen corriendo porque de pronto se dan cuenta de que mucha gente no concuerda con ellos. Mis palabras de hoy van dedicadas a esas personas que no son capaces de encajar las críticas.
De todas formas, vamos a parar un momento. A veces nos olvidamos que detrás de cada perfil hay una persona. Detrás de cada persona existe la posibilidad de hablar sobre la opinión en Internet. Todos tenemos derecho a opinar sobre algo. Sin que se nos juzgue, sin que se nos señale. Tenemos derecho a posicionarnos. Asimismo, que nos corrijan, puntualicen, siempre con el debido respeto.
Y al final es lo de siempre. Cuando alguien pone su contra respuesta, contra crítica, uno puede llegar a sentirse atacado. Nada más lejos de la realidad, hay que combatir ese sentimiento y responder a los argumentos, no a la persona. Nos pasamos la vida juzgando a las personas y cuando queremos entrar en razón con alguien, nos hace lo mismo que nosotros hicimos algún día. Empecemos por predicar con el respeto como ejemplo. De esta manera, todos los que vengan detrás no podrán decir que no hemos cumplido.