En esta nueva entrada de Ciberdemocracia, una vez llegados al punto en que todo es inteligente —hasta los frigoríficos— se lleva a debate la eterna pregunta, ¿las máquinas sustituirán a las personas? La respuesta a esta pregunta quizás nunca se conozca, a día de hoy se puede afirmar que la Inteligencia Artificial tiene un impacto importante en la sociedad. La democracia artificial o la inteligencia democrática. Planteamientos que parten de la idea un entendimiento mutuo entre inteligencia artificial y democracia.
Se ha hablado de Inteligencia Artificial como el revulsivo para la democracia. Las expectativas sobredimensionadas y predicciones apocalípticas no se han hecho esperar. Asimismo, la era tecnológica hace gala con el ascenso de Trump, la posverdad y poscensura, intoxicación de redes y desinformación. De hecho, el ser humano se encuentra inmerso en un ejercicio consciente y constante de búsqueda del autoconocimiento, aunque en su mayoría no crea hacerlo.
Confusión con el término IA
No obstante, la Inteligencia Artificial no es algo que tenga un algoritmo determinado, se ponga en marcha y funciona de manera independiente. Al contrario, es un código generado por un grupo de programadores, que se encargan de diseñar los criterios y objetivos que optimizará la IA y se mantiene actualizada.
Desde el caso de Cambridge Analytica, se ha puesto el foco en la Inteligencia Artificial como herramienta política. La efectividad está garantizada, así lo avalan investigaciones como la llevada a cabo por la Universidad Carlos III de Madrid, la Universidad de Warwick y la Escuela Politécnica Federal de Zúrich.

De hecho, estas prácticas conectan con la idea de que los datos pertenecen a los usuarios, y son ellos los que deciden cómo se usan. ¿Quién recopila esta información?, ¿dónde estará almacenada? son algunas de las múltiples preguntas que surgen cuando se aborda este tema. Por consiguiente, el quid de la cuestión está entre el humano y la máquina. Esta es sobre el sesgo que tiene la intermediación de la información, donde siempre adquirirá un componente de subjetividad, también por parte de quienes programan esta tecnología, puede que inconscientemente en su mayoría.
¿Diálogo automatizado?
«Cuando la democracia se termine, probablemente nos sorprenderá la forma en que lo hará».
David Runciman
Pese al tremendismo de algunos, el escepticismo de otros y la indiferencia de la mayoría una conclusión parece estar clara. La Inteligencia Artificial va más allá del simple aprendizaje por parte de la máquina de la conducta del usuario (humano). La IA es un actor más en este tablero político, social y mundial que desempeñará un papel decisivo en el diálogo entre diferentes, países y personas. Las exigencias políticas de hoy, son las bases que cimentarán el modelo de sociedad del mañana.