La marcha de Pablo Iglesias del debate electoral en la Cadena SER ha provocado sus primeras consecuencias. El debate programado en la cadena La Sexta se ha cancelado ante la negativa de Más Madrid y Podemos de asistir con Vox a más eventos televisivos y radiofónicos.
Esto no ha hecho más que poner en tela de juicio que los debates electorales están sirviendo como instrumento electoralista y no tanto para construir, como debería estar planteado tanto su diseño, como posterior visionado por parte de los espectadores.
Al contrario, los debates electorales sirven para sacar cortes en Twitter, que después se viralicen y sirvan para echar a la cara de tu contrincante. ¿Dónde han quedado las buenas intenciones con las que se plantean estos debates?
Punto de inflexión
Leo a numerosos analistas decir que el debate en la Cadena SER ha supuesto un punto de inflexión, que la campaña ha cambiado por completo y ahora empieza otra. Leo a algunos decir, incluso, que tiremos a la basura todas las encuestas que se hayan leído hasta ahora.
No sé si lo que dicen los analistas es cierto o no. Personalmente creo que ha habido un ‘click’ en la sociedad desde hace bastante tiempo, pero que estamos estirando como un chicle.
El problema es que el chicle va a seguir estirándose hasta que un día se romperá, ahí ya será tarde. A lo mejor es que España no es país para debates y estamos condenados al enfrentamiento perpetuo. Desde luego, que yo no lo creo, tengo esperanza, pero de momento, no es campaña para debates.