Escucho los ecos secos de los disparos en los reportajes del canal británico de BBC News. Escucho la voz Lyse Doucet y aprendo a narrar una guerra con todas sus sombras. Me doy cuenta de lo bonito que es el oficio de periodista cuando la Historia llama a la puerta. El conflicto en Ucrania es un capítulo de sangre más que va a quedar pegado a nuestra memoria por un tiempo. Por desgracia, no será el último. La guerra de Bosnia-Herzegovina (o la desintegración de Yugoslavia) fue uno de los enfrentamientos sangrientos más duros que se recuerdan en el panorama europeo reciente.
A día de hoy, me sigue pareciendo increíble que U2 emitiese declaraciones desgarradoras durante un concierto en Verona durante su gira Zoo TV Tour en julio de 1993. Ese día, Bono dijo durante el concierto que era «vergonzoso» que tuvieran que emitir esas imágenes y mezclar la realidad con la fantasía que suponía el Zoo TV Tour. Esa imágenes contenían entrevistas que Bill Carter realizó en Bosnia con testimonios de víctimas de la guerra, que incluso llegaron a poner nervioso al cantante de U2. Aprovecharon su público para ser el altavoz de una crisis humanitaria.
Durante estas semanas me estoy acordando mucho de Bosnia por la canción ‘Miss Sarajevo’ de Passengers y versionada por el grupo irlandés. No es ni de lejos comparable el conflicto a Ucrania, pero tiene una similitud: inocentes que murieron y mueren ahora, como en el resto del mundo.
Siria, Afganistán, Palestina, Yemen, el Mediterráneo… No hay ni un solo gramo de tierra que este libre de sangre. Sin embargo, seguimos mirando hacia otro lado mientras los que mandan deberían reflexionar y aprender del pasado. Parece mentira que hayamos vivido lo que hemos vivido para pensar en la remota idea de que se vuelvan a cometer los mismos errores.
El conflicto de Ucrania remitirá o se empezará a hablar de otro (nacional o internacional) y el pueblo ucraniano se terminará perdiendo en el torrente de noticias que vivimos actualmente. Así hasta terminar pasando olímpicamente del tema. El aluvión de información nos condena a esto, consumir guerras y conflictos nacionales e internaciones como si fueran series de Netflix, Disney y Prime Video.
Sé que es difícil a veces mantener la perspectiva y ser consciente de lo que ocurre en el mundo. No somos directamente responsables de los males que nos sobrevuelan. Lo que sí hay que tratar de mantener es la memoria. La memoria es lo que mantiene viva la esperanza de que los conflictos tengan una solución cercana. Me da igual el asunto que sea. Sin memoria, no hay futuro.