A veces uno se siente tan envalentonado que es capaz de mirar a los ojos del tiempo. Pierde el miedo a echar la mirada a ese pasado que siempre recorrió nuestra mente y nunca huyó. A ese pasado que se torna presente y puede confundirse con el futuro si no calibramos nuestro corazón.
Hay recuerdos que escritos con pluma quedan escritos en mi corazón para siempre.
Hay días en los que la autoconfianza es tan grande que uno es capaz de mirar a los ojos al pasado, con la ilusión del presente y la incertidumbre del futuro a la vez.
Hay momentos en la vida de uno en los que el flujo de energías adquiere formas extrañas, que uno nunca esperaría, y, sin embargo, se dan.
