Los trenes españoles y el futuro de España

No sé si alguna vez he dicho que me gustan mucho los trenes. Creo que lo he dejado caer alguna vez. Mi pasión por el mundo ferroviario es algo que no dejo entrever a las primeras de cambio con una persona que acabo de conocer. Más allá de alguna eléctrica mención que otra a este mundo que mis más allegados habrán sufrido. Y aquí estoy, hablando públicamente de ello. Desde que descubrí al británico y español Michael Portillo y sus ‘Grandes viajes en tren‘ por todo el mundo, mi interés por este maravilloso sistema de transporte no ha hecho más que crecer.

Estació de França, Barcelona. (Fotografía: Joan Brebo/Flickr)

Cuando veo los documentales ferroviarios de Portillo, sobre todo los rodados en territorio british, me doy cuenta de lo desacreditadas que quedan las excusas aquí en España para no mejorar el ferrocarril, por ejemplo, en Extremadura. Uno ve la que tienen montada en el Reino Unido con los trenes y se da cuenta de que aquí se ponen muchas excusas baratas. Algunos hablan de la complejidad geológica extremeña para justificar el retraso de la región en cuanto a infraestructuras ferroviarias se refiere. A continuación, observo las highlands escocesas con cierta admiración y no puedo evitar el agravio comparativo. En resumen, excusas baratas porque el problema es que no quieren invertir un mísero euro en mejorar un modo de transporte más seguro, rápido y ecológico que el coche.

Los ferrocarriles construyen naciones, acercan culturas y unen pueblos. El progreso económico, social y político que trae consigo un sistema de transporte ferroviario fuerte, para mí, tiene en el Reino Unido su máximo exponente. Es obvio que no es una nación idílica en algunos aspectos. No existe el país perfecto. Sin embargo, cuando pienso en la Primera Revolución Industrial lo primero que se me viene a la mente son los trenes británicos. Ahí jugaron con mucho a favor. Es parte del legado que todavía siguen conservando y uno lo puede comprobar al sentarse en sus vagones y compararlos con los de la península ibérica.

España tiene potencial

España puede presumir de tener una de las mejores redes ferroviarias del mundo. La cuarta del mundo, sin ir más lejos. Solo por detrás de Japón, Suiza y Hong Kong, que ya es decir, vaya. No obstante, la sensación entre muchos españoles es que el servicio, de lo que ya no hablan tanto los rankings, es deficiente. Los altos precios de los trenes se han querido contrarrestar con la liberalización de parte del mercado ferroviario doméstico. La llegada del low cost para ofrecer precios más competitivos ha sentado bien a Renfe. A pesar de ello, la sensación es que el servicio no goza de buena fama. La inflexibilidad horaria, tarifas incompatibles con diferentes tipos de tren, tiene una víctima: el usuario de un servicio que debería servir para dar a España un valor añadido que se merece.

¿De qué sirve tener una de las mejores redes ferroviarias del mundo, si luego la calidad del servicio deja bastante que desear en algunos tramos? ¿De que sirve poder ir de Barcelona a Madrid y viceversa en apenas tres horas todos los días, si hay territorios cuya odisea en tren es más un quebradero de cabeza que un medio de transporte? ¿De qué sirve presumir de tener la mejor red ferroviaria, si no es accesible a todo el mundo? Muchas preguntas, pocas respuestas se me ocurren. Más allá de alguna políticamente incorrecta, claro.

Lo que sí parece bastante evidente es que no vamos a ningún sitio con unos precios desorbitados, un poder adquisitivo que se resiente y la desigualdad territorial para viajar en tren por España. Y ese es el problema, no tener un horizonte definido con la cantidad de destinos posibles que tiene nuestro país para fomentar el turismo nacional y a su vez, la mejor carta de presentación para el resto del mundo.

Rubén Losada Alonso
Rubén Losada Alonso

Dame un tema que no conozca y haré todo lo posible por conocer algo de ello. Si Albert Camus es uno de mis referentes periodísticos y vitales, Wes Anderson hace lo propio en el cinematográfico y espiritual. Participé en una de sus películas y para mí es un sueño cumplido. Un día me definieron como crítico y ponderado, así que dicho quedó. Nací en Leganés y mi corazón está en Castilla y León. Me gusta estar en permanente contacto con la actualidad informativa, conocer y aprender cada día y ser un poco menos ignorantes que ayer.

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Estació de França, Barcelona. (Fotografía: Joan Brebo/Flickr)

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