2023 y 2024, transición

Muchas de las reflexiones del año quedan reflejadas en estos textos donde donde me busco para no perderme. De hecho, siempre defino cada año con un término porque no hay nada más efímero que una palabra para definir el tiempo que se esfuma. El ritmo frenético al que nos vemos sometidos a veces deja poco espacio para la reflexión. Estos espacios y pequeños momentos antes de despedir el año son los recovecos perfectos para que afloren y conocerme mejor. A lo mejor debería pasarme más por aquí para condensar de manera más paulatina tantas emociones y vivencias experimentadas a lo largo de un año. Este escrito será liberador.

Como cada año, han pasado tantas cosas, que resulta imposible plasmarlas aquí sin aburrir. Además, este vale por dos, porque el año pasado no publiqué nada. Y vamos a empezar por ahí. Empieza a ser habitual, aquí me encuentro, en el templo de los paseos reflexivos anuales, en Polvoranca, como el año pasado, en la ciudad que me vio nacer, mi Leganés, con un sol radiante y un frío atronador, esta mañana del 31 de diciembre.

«Hay cosas que es mejor dejar ir para elegir bien mis batallas»

Las piedras en el camino que aparecieron en la primera mitad de 2023 y 2024 parecían demasiado pesadas y llegué a sentir que no podría cargar con ellas. Que me iban a pasar factura el resto del año y el silencio aterrador del error solitario acabaría conmigo. Quizás ha sido así. Sin embargo, la vida siempre te tiene alguna sorpresa preparada. Para bien y para mal. Siempre.

2023 y 2024, transición, porque vengo de donde vengo, con las luces y sombras de cualquier historia personal. De esas sombras que a uno le acompañan hasta los lugares más recónditos del corazón. Tras tanto tiempo sin pasar por aquí uno a veces no se reconoce en los escritos de publicaciones pasadas. Supongo que el miedo y el síndrome del impostor hacen el resto. Pero aquí estoy, con mi libreta preparada y dispuesto a todo. Me acuerdo de algunas de las reflexiones que escribo y no me atrevo a publicar. Igual de eso tiene que tratar 2025. De todo el atrevimiento que no tuvo 2024.

Autoconocimiento

Siento que este año ha tenido algo de ensimismamiento. Al final, después de tanto tiempo mirando más por los demás, creo que provoca esto. Así que también me lo merezco. Iba a decir que lo siento por aquellos que crean que me he alejado un poco de sus vidas. Quizás sea cierto. Me he alejado para encontrarme conmigo mismo, así que no, no lo siento. No obstante, yo sigo siendo el mismo y saben dónde encontrarme con la mano tendida, todavía no me he ido. Es un tiempo que necesitaba para mí y me atrevería a decir que nunca dejaré de necesitarlo. Pero claro, todo tiene un precio y al igual que 2022, la aceptación sigue formando parte de mi vida y hay cosas que es mejor dejar ir para elegir bien mis batallas.

Mi camino está cada vez más despejado y mi mente le avisa al corazón que no será en línea recta, llano y sin desniveles. La transición de estos dos años, 2023 y 2024 me llevan a este punto en el que echo la vista todavía más atrás y me alegro de una cosa que empieza a ser recurrente en estos escritos, que me enorgullece sobremanera. Nunca he dejado de ser yo mismo, en todos los niveles. No voy incidir demasiado en este aspecto, basta con leer algunas publicaciones anteriores para saber lo importante que siempre ha sido para mí llegar a ser yo mismo. Cambios de objetivos vitales, cambios laborales, un denominador común: sigo siendo el mismo. Un hogar donde vivir, nuevos dilemas vitales, nuevas amistades que se suman a la fiesta y una pasión interior que volvió a despertar estos dos últimos años.

El tenis

En esta reflexión no podía desaprovechar la oportunidad para escribir sobre un deporte con el que siempre crecí frente a la televisión y mis veranos en el frontón de mi pueblo. El tenis. Me emociono al escribir que estaba deseando tanto este momento en el que echo la vista atrás y me acuerdo de ese chaval que en 2015, tímido él, escribió un correo al club cercano a su casa para pedir información sobre cómo apuntarse a ese deporte que llevaba tanto tiempo anhelando. Pero ese chaval no se atrevió a dar el paso, ese correo quedó en el olvido, -menos para Outlook-. Tuvo que ser con casi 30 años cuando un servidor decidió esta vez acercarse directamente al club en persona para sacarse una espina clavada.

Cosas de la vida que el comienzo de mi breve carrera tenística coincida con la retirada deportiva de quien me ha mantenido pegado a la pantalla durante tantas horas que siempre quedan en mi retina. El mejor deportista español de la historia, Don Rafael Nadal Parera, posiblemente una de las razones por las que ahora mismo tenga cinco raquetas de tenis en el armario. Espero estar a la altura del más grande. Por algo es un ejemplo de superación que me ha inspirado en los días más oscuros, junto a mis otras pasiones, como El señor de los anillos, Rocky, Nacho Vegas y Wes Anderson.

Es más, como de coincidencias se trata mi vida. Los que me conocen saben bien de lo que hablo y sus chat atiborrados de mis locuras así lo corroboran. El año 2024 trajo consigo una deliciosa casualidad. El día de mi cumpleaños firmé el contrato del que será mi futuro hogar, a mis treinta y eso siempre lo llevaré conmigo, no es solo un número redondo. No podía ser otro día, yo no lo podía decidir, si de verdad quería firmar esos papeles y tuvo que caer en el treinta de mayo de dos mil veinticuatro.

La ilusión cayó del cielo en aquel sorteo de 2023 que atravesó mi vida por completo, como si de un terremoto se tratase. Y aquí tengo que pararme un momento y agradecérselo a una de las mujeres de mi vida, mi madre. Ella siempre creyó y si tengo que pensar en alguien que pueda albergar tanta esperanza en su interior, siempre es ella. Gracias, mamá, por estar siempre ahí.

«De algunos golpes no te recuperas hasta que eres capaz de plasmarlos en un papel y ponerte frente al espejo»

Así que aquí estoy, cerrando 2024 con todas esas ilusiones que me llenan y ese cosquilleo de estar consumiendo los últimos instantes para dar la bienvenida a la noche más larga del año. Rodeado de naturaleza, y bien acompañado en el corazón por todas esas personas que me importan y que tienen cabida en estas líneas. A punto de jugar el último partido del año con mi buen amigo Adri para despedir el año como se merece. De esto trata el juego, de quemar etapas y estar cada vez más cerca de lo que quieres llegar a ser sin descuidar quien realmente eres. Siempre habrá algo nuevo por conocer y un desafío por el que empezar a luchar.

2024, me has puesto algunos obstáculos en el camino que me han hecho más fuerte. De algunos golpes no te recuperas hasta que eres capaz de plasmarlos en un papel y ponerte frente al espejo. También has llenado mi libreta de cosas buenas que merecen la pena. Con todo ello me quedo para que los rayos de Sol en Polvoranca sigan dando paso a nuevas historias que escribir y reflexiones que compartir sobre este juego endemoniado de la vida. Ahora me siento bien, en paz conmigo mismo, pese a todos los errores que puedo haber cometido, aquí estoy. Frente al espejo, sin miedo a reconocerme para hablar de tú a tú.

Aquí estoy, para volver a esconderme, mientras el tiempo vertiginoso, y todas las canciones que me atraviesan para nunca olvidar quién soy y dónde encontrarme.

Rubén Losada Alonso
Rubén Losada Alonso

Dame un tema que no conozca y haré todo lo posible por conocer algo de ello. Si Albert Camus es uno de mis referentes periodísticos y vitales, Wes Anderson hace lo propio en el cinematográfico y espiritual. Participé en una de sus películas y para mí es un sueño cumplido. Un día me definieron como crítico y ponderado, así que dicho quedó. Nací en Leganés y mi corazón está en Castilla y León. Me gusta estar en permanente contacto con la actualidad informativa, conocer y aprender cada día y ser un poco menos ignorantes que ayer.

Find me on: Web

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *