La escena de William Schofield en ‘1917’ corriendo a través de las oleadas ha de ser considerada patrimonio cultural de la humanidad. Fuerza visual y ambiental en menos de un minuto de duración, una simbiosis perfecta entre en el sentimentalismo más indispensable y el racionalismo superfluo y vacío que a veces invade a las sociedades. Agudeza narrativa que libera toda la tensión de la película con una banda sonora espectacular, una fotografía tan importante en la película como necesaria y un despliegue técnico como nunca antes visto en una película bélica, revelado en dos aparentes planos secuencia. Firme candidata a los Oscars 2020.
10/10
